miércoles, 30 de junio de 2010

Grecia. La Edad de Oro



Ahora si quieres te contaré brevemente otro relato, aunque sabiendo bien -y tú grabátelo en el corazón- cómo los dioses y los hombres mortales tuvieron un mismo origen.
Al principio los Inmortales que habitan mansiones olímpicas crearon una dorada estirpe de hombres mortales. Existieron aquellos en tiempos de Cronos, cuando reinaba en el cielo; vivían como dioses, con el corazón libre de preocupaciones, sin fatiga ni miseria; y no se cernía sobre ellos la vejez despreciable, sino que, siempre con igual vitalidad en piernas y brazos, se recreaban con fiestas ajenos a todo tipo de males. Morían como sumidos en un sueño; poseían toda clase de alegrías, y el campo fértil producía espontáneamente abundantes y excelentes frutos. Ellos contentos y tranquilos alternaban sus faenas con numerosos deleites. Eran ricos en rebaños y entrañables a los dioses bienaventurados.
Hesíodo, Los trabajos y los días




Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío.
Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano, y alcanzarle de las robustas encinas que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían.
En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquier mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo.
Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo.
Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían.
(...) No había la fraude, el engaño ni la malicia mezclándose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen.
(...) no había que juzgar, ni quien fuese juzgado.
Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha

Imagine there's no Heaven

It's easy if you try

No hell below us

Above us only sky

Imagine all the people

Living for today

Imagine there's no countries

It isn't hard to do

Nothing to kill or die for

And no religion too

Imagine all the people

Living life in peace

You may say that I'm a dreamer

But I'm not the only one

I hope someday you'll join us

And the world will be as one

Imagine no possessions

I wonder if you can

No need for greed or hunger

A brotherhood of man

Imagine all the people

Sharing all the world

You may say that I'm a dreamer

But I'm not the only one

I hope someday you'll join us

And the world will live as one

John Lennon, "Imagine"

http://www.youtube.com/watch?v=6GAHFrLAxzM



Grecia.









Que cada cual sea a su manera griego, pero que lo sea.
Goethe


Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con grandes tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... Un automóvil rugiente que parece que corre sobre la metralla es más bello que la "Victoria de Samotracia".


Marinetti, Manifiesto futurista

Grecia. Hesíodo. Dioses. La mujer

¡Salud, hijas de Zeus! otorgadme el hechizo de vuestro canto. Celebrad la estirpe sagrada de los sempiternos Inmortales, los que nacieron de gea y del estrellado Urano, los que nacieron de la tenebrosa Noche y los que crió el salobre Ponto. (...)
En primer lugar existió el Caos. Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los Inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo. (...) Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos. (...)
Hesíodo, Teogonía


Al instante, de tierra moldeó el ilustre Patizambo una figura tal como de candorosa doncella de acuerdo con los designios del Crónida. La vistió y engalanó la diosa de ojos glaucos Atenea. Sobre su pecho colocaron las divinas Gracias y la venerable Persuasión collares de oro. Y las Horas de hermosas melenas la coronaron con flores de primavera. De ajustar a su cuerpo todo el tocado se encargó Palas Atenea. Y el mensajero Matador de Argos implantó en su pecho falsedades, palabras taimadas y un voluble carácter según las órdenes de Zeus, de sordo retumbo. Le infundió el habla el heraldo de los dioses, y llamó a esta mujer Pandora, porque todos los que tienen mansiones olímpicas le dieron su regalo, desdicha para los hombres comedores de pan. (...)
El caso es que antes vivían sobre la tierra las tribus de los hombres lejos de los males, tanto del duro trabajo como de las angustiosas enfermedades, que traen a los hombres la muerte. Pero la Mujer, al levantar con sus manos la gran tapade la tinaja, los esparció y trajo a los hombres calamidades terribles.
Hesíodo, Los trabajos y los días

Grecia. Homero


Viejo y ciego, Homero invernaba en Samos (...) Homero se acercaba, seguido de los niños, a las casas de los ricos de Samos. Anunciaba que sus puertas estaban a punto de abrirse por sí solas, y que donde había riqueza entraría riqueza, y con la riqueza "el ánimo fiel y la buena paz". El aedo canta, el rico se asoma y da una ofrenda al viejo con su séquito de chiquillos. Y, aunque no dé nada, poco importa. Homero volverá, como las golondrinas. Pero debe irse, porque su morada es errante. Un día Homero se fue para siempre, y los niños de Samos siguen entonando, en las fiestas de Apolo, su canto de mendigo a la puerta de los ricos.
(...)
La salida de la opacidad profana, la intensificación de la vida hacia cualquier dirección, hacia el honor o la muerte, la victoria o el sacrificio, las bodas o la súplica, la iniciación o la posesión, la purificación o el luto, hacia todo lo que escuece y exige un significado, era caracterizada por los griegos por la aparición de vendas ondulantes de lana; en su mayoría blancas o rojas, anudadas alrededor de la cabeza, de los brazos, de un ramo, de una proa, de una estatua (...) ¿Qué anunciaban esas vendas, esas cintas? Un excedente, una estela fluctuante que se sumaba a un ser o a una cosa. Y al mismo tiempo una atadura que ligaba ese ser o esa cosa. (...)
Pero ¿qué era ese vínculo? Era el momentáneo aflorar a la luz de una malla de esa red invisible que envuelve el mundo, que desciende del cielo a la tierra, los une y oscila al viento. Los hombres no podrían soportar ver perennemente esa red en su totalidad: se enredarían inmediatamente en ella y les ahogaría. Pero cada vez que alguien actúa o sufre -pero todo actuar es un sufrir, y todo sufrir es un actuar- algo exaltante, que evoca la intensidad y el sentido, afloran las vendas. (...)
Todas estas vendas, estas cintas aldas y vanas eran nervios del nexus rerum, de la conexión del todo con el todo, que es la única que da un sentido a la vida. (...) Pero no siempre podemos verlas ni debemos intentarlo, porque quedaríamos paralizados o prisioneros. Las sentimos revolotear alrededor de nosotros apenas algo rompe la indiferencia y nos damos cuenta de que somos arrastrados por una corriente que mana desde arriba. Y sólo en raras ocasiones las vendas se tuercen y se enredan alrededor de nosotros apenas algo rompe la indiferencia y nos damos cuenta de que somos arrastrados por una corriente que mana desde arriba. Y sólo en raras ocasiones las vendas se tuercen y se enredan alrededor de nosotros hasta que su extremo libre se anuda a otro extremo libre. Entonces estamos dulcemente asediados por las vendas, que forman un círculo. Y eso es la corona, lo perfecto.
Roberto Calasso, Las bodas de Cadmo y Harmonía

lunes, 28 de junio de 2010

Grecia. Homero. El arte

Arte poética
Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
Jorge Luis Borges

Grecia. Homero. La nostalgia y el retorno.

¡Feliz quien, como Ulises, ha hecho un largo viaje,
igual que aquél que conquistó el toisón,
y ha regresado luego, sabio y lleno de experiencia,
para vivir entre su gente el resto de sus días!
¿Cuándo volveré a ver, ay, de mi pequeño pueblo
humear la chimenea, y qué estación será
cuando vea de nuevo el jardín de mi pobre casa,
que es para mí todo un reino, y mucho más aún?
Amo más la morada que erigieron mis abuelos
que de los palacios romanos las soberbias fachadas;
más que el mármol duro amo la arcilla fina,
más mi Loira galo que el latino Tíber,
más mi pequeño Lire que el alto Palatino,
y más que el aire del mar la dulzura angevina.

Joachim du Bellay


Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo, rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.

Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar, y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuando puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en la memoria.

Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;

y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.

Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.

Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.
Konstantino Kavafis

Quan surts per fer el viatge cap a Itaca

has de pregar que el camí sigui llarg,

ple d'aventures, ple de coneixences.

Has de pregar que el camí sigui llarg,

que siguin moltes les matinades,

que entraràs en un port que els teus ulls ignoraven,

i vagis a ciutats a aprendre dels que saben.

Tingues sempre al cor la idea d'Itaca.

Has d'arribar-hi, és el teu destí,

però no forcis gens la travessia.

És preferible que duri molts anys

que siguis vell quan fondegis l'illa,

ric de tot el que hauràs guanyat fent el camí

sense esperar que et doni més riqueses.

Itaca t'ha donat el vell viatge,

sense ella no hauries sortit.

I si la trobes pobre, no és que Itaca

t'hagi enganyat. Sabi com bé t'has fet

sabràs el que volen dir les Itaques.

Adaptación de Lluís Llach sobre una versión de Carles Riba de "Itaca" de Kavafis

http://www.youtube.com/watch?v=hNVJpIRt_JQ

Mercè

Mercè,

Palma m'és llunyana

sóc lluny dels carrers

lluny dels ametllers

i d'aquells carrers que clou la murada.

Mercè,

lluny del teu esguard

i del vent tranquil

de la casa clara.

Mercè,

Lluny d'aquells terrats

on els gorrions s'estimen i canten,

i les monges estenen

els pecats del món i la roba blanca.

I un frare balla

arran de teulada

esperant prendre el vol

cap al cel tan blau

faldilles en l'aire.

Mercè,

taronges i flors damunt de la taula,

les gavines t'acompanyin

el lent caminar cap a l'horabaixa.

Sempre tornaré

a la nostra platja

les ones no em deixen, mu mare,

allunyar-me'n massa.

Maria del Mar Bonet

http://youtube.com/watch?v=nskvt2Q6vjU

Volver

Yo adivino el parpadeo

de las luces que a lo lejos

van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron

con sus pálidos reflejos

hondas horas de dolor.

Y aunque no quise el regreso

siempre se vuelve al primer amor.

La quieta calle donde el eco dijo:

"Tuya es su vida, tuyo es su querer"

bajo el burlón mirar de las estrellas

que con indiferencia hoy me ven volver.

Volver,

con la frente marchita,

las nieves del tiempo

platearon mi sien.

Sentir,

que es un soplo la vida,

que veinte años no es nada,

que febril la mirada

errante en las sombras

te busca y te nombra.

Vivir,

con el alma aferrada

a un dulce recuerdo

que lloro otra vez.

Tengo miedo del encuentro

con el pasado que vuelve

a enfrentarse con mi vida.

Tengo miedo de las noches

que, pobladas de recuerdos,

encadenen mi soñar.

Pero el viajero que huye,

tarde o temprano detiene su andar.

Y aunque el olvido que todo destruye

haya matado mi vieja ilusión,

guardo escondida una esperanza humilde

que es toda la fortuna de mi corazón.

Alfredo Le Pera

http://www.youtube.com/watch?v=I5JQ1m3mxKw

En Junín o en Tapalquén refieren la historia. Un chico desapareció después de un malón; se dijo que lo habían robado los indios. Sus padres lo buscaron inútilmente; al cabo de los años, un soldado que venía de tierra adentro les habló de un indio de ojos celestes que bien podría ser su hijo. Dieron al fin con él ( la crónica ha perdido las circunstancias y no quiero inventar lo que no sé) y creyeron reconocerlo. El hombre, trabajado por el desierto y por la vida bárbara, ya no sabía oír las palabras de la lengua natal, pero se dejó conducir, indiferente y dócil, hasta la casa. Ahí se detuvo, tal vez porque los otros se detuvieron. Miró la puerta, como sin entenderla. De pronto bajó la cabeza, gritó, atravesó corriendo el zaguán y los dos largos patios y se metió en la cocina. Sin vacilar, hundió el brazo en la ennegrecida campana y sacó el cuchillito de mango de asta que había escondido ahí, cuando chico. Los ojos le brillaron de alegría y los padres lloraron porque habían encontrado al hijo.
Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el indio no podía vivir entre paredes y un día fue a buscar su desierto. Yo querría saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que el pasado y el presente se confundieron; yo querría saber si el hijo perdido renació y murió en aquel éxtasis o si alcanzó a reconocer, siquiera como una criatura o un perro, los padres y la casa.

Jorge Luis Borges, "El cautivo"

Odisea, libro vigésimo tercero

Ya la espada de hierro ha ejecutado

La debida labor de la venganza;

Ya los ásperos dardos y la lanza

La sangre del perverso han prodigado.

A despecho de un dios y de sus mares

A su reino y su reina ha vuelto Ulises,

A despecho de un dios y de los grises

Vientos y del estrépito de Ares.

Ya en el amor del compartido lecho

Duerme la clara reina sobre el pecho

De su rey pero ¿dónde está aquel hombre

Que en los días y noches del destierro

Erraba por el mundo como un perro

Y decía que Nadie era su nombre?

Jorge Luis Borges

Grecia. Homero. El reconocimiento


El reconocimiento o anagnórisis es el paso de la ignorancia al conocimiento. Provoca amistad u odio en quienes están destinados a la felicidad o a la desdicha.
(...) los reconocimientos que resultan de la peripecia son mejores, como el caso de Ulises en la escena del baño.
Aristóteles, Poética
Así dijo; la anciana tomó un caldero reluciente y le lavaba los pies; echó mucha agua fría y sobre ella derramó caliente. Entonces Odiseo se sentó junto al hogar y se volvió rápidamente hacia la oscuridad, pues sospechó enseguida que ésta, al cogerlo, podría reconocer la cicatriz y sus planes se harían manifiestos. La anciana se acercó a su soberano y lo lavaba. Y enseguida reconoció la cicatriz que en otro tiempo le hiciera un jabalí con su blanco colmillo. (...) La anciana tomó entre las palmas de sus manos esta cicatriz y la reconoció después de examinarla. (...) El gozo y el dolor invadieron al mismo tiempo el corazón de la anciana y sus dos ojos se llenaron de lágrimas (...) "Sin duda eres Odiseo, hijo mío: no te había reconocido antes de ahora (...)
Homero, Odisea, El reconocimiento por la cicatriz
Entonces un perro que estaba tumbado enderezó la cabeza y las orejas, el perro Argos, a quien el sufridor Odiseo había criado, aunque no pudo disfrutar de él, pues antes se marchó a la divina Ilión. (...) Cuando vio a Odiseo cerca, entonces sí que movió la cola y dejó caer sus orejas, pero ya no podía acercarse a su amo. Entonces Odiseo, que lo vio desde eljos, se enjugó una lágrima (...) Y a Argos le arrebató el destino de la negra muerte al ver a Odiseo después de veinte años.
Homero, Odisea, Argos reconoce a Ulises
(...) Mas anda, Euriclea, ve y tiende su lecho
allá dentro, en la sólida alcoba nupcial construida
en un tiempo por él; pon la recia armazón y haz su cama
sobre ella con pieles y mantos y colchas vistosas."
Tal habló tanteando al marido, mas hete aquí que Ulises
irritado le dijo a su esposa, la fiel y discreta:
"¡Oh mujer! Lo postrero que has dicho es lo más doloroso:
¿quién mi lecho cambió de lugar? (...)
Ningún hombre viviente y mortal ni en su edad más lozana
removido lo hubiera: tenía la labor de aquel lecho
su secreto y su marca y lo hice yo mismo y no otro. (...)
Tal le dijo y en ella quebró el corazón: flaquearon
las rodillas oyendo el preciso relato de Ulises;
rompió en llanto, a su encuentro corrió con los brazos tendidos
y estrechando su cuello le besaba el rostro y decía: (...)
Pero ahora que acabas de dar tan precisas y claras
las señales de aquel lecho nuestro que nunca vio nadie
sino sólo los dos y la hija de Actor, la sierva
que mi padre me dio cuando vine a esta tierra y que en tiempos
custodiaba las puertas del tálamo hermoso, mi alma
se ha sentido rendida ante ti con ser ella tan dura."
Así es como reencontramos en el John Wayne que regresa a casa en "The searchers" ("Centauros del desierto", 1956) toda la carga emocional de un Ulises insólitamente surgido del inconsciente creativo (...)
Jordi Balló, Xavier Pérez, La semilla inmortal. Los argumentos universales en el cine.


domingo, 27 de junio de 2010

Grecia. Homero. El monstruo y la belleza


Llegó el cíclope por la tarde conduciendo sus ganados de hermosos vellones e introdujo en la amplia cueva a sus gordos rebaños, a todos, y no dejó nada fuera del profundo establo, ya porque sospechara algo oporque un dios así se lo aconsejó. Después colocó la gran piedra que hacía de puerta, levantándola muy alta, y se sentó a ordeñar las ovejas y las baladoras cabras, todas por orden, y bajo cada una colocó un recental.
Homero, Odisea, Ulises y Polifemo



"Yo me conozco, sabes, y hace poco me he visto reflejado en el agua transparente, y al mirarme me ha gustado mi aspecto. ¡Mira qué grande soy: ni siquiera Júpiter en el cielo (...) tiene un cuerpo mayor que éste! (...) Y no consideres feo el hecho de que mi cuerpo esté abundantemente recubierto de duro vello: feo es el árbol sin hojas, feo es el caballo si rubias crines no velan su cuello; los pájaros están cibiertos de plumas, la lana es la belleza de las ovejas: a los hombres les sienta bien la barba y el vello hirsuto en el cuerpo. Hay un solo ojo en medio de mi frente, pero es igual a un enorme escudo. Y además, ¿qué pasa? ¿Acaso no ve el Sol todas estas cosas desde el vasto cielo? Y sin embargo, también el sol tiene un solo ojo." (...)
Cuando he aquí que, enfurecido, nos ve a mí y a Acis, que, desprevenidos, no nos temíamos nada semejante, y grita: "¡Os he visto, y voy a hacer que éste sea vuestro último encuentro amoroso!"
Ovidio, Metamorfosis



(...) Donde espumoso el mar sicilïano
el pie argenta de plata al Lilibeo,
bóveda o de las fraguas de Vulcano
o tumba de los huesos de Tifeo,
pálidas señas cenizoso un llano,
cuando no del sacrílego deseo,
del duro oficio da. Allí una lata roca
mordaza es a una gruta, de su boca. (...)
De este, pues, formidable de la tierra
bostezo el melancólico vacío
a Polifemo, horror de aquella sierra,
bárbara choza es, albergue umbrío
y redil espacioso donde encierra
cuanto las cumbres ásperas cabrío
de los montes esconde: copia bella
que un silbo junta y un peñasco sella.
Un monte era de miembros eminente
este (que, de Neptuno hijo fiero,
de un ojo ilustra el orbe de su frente,
émulo casi del mayor lucero)
cíclope, a quien el pino más valiente,
bastón, le obedecía, tan ligero,
y al grave peso junco tan delgado,
que un día era bastón y otro cayado. (...)
Luis de Góngora, Fábula de Polifemo y Galatea









Grecia. Homero. La seducción



"(...) Nos ordena el oráculo divino
Evitar lo primero de las pérfidas
Sirenas las praderas y los cánticos.
Yo sólo debo oírlas; pero atadme
Firmemente con lazos resistentes
A la base del mástil, y si os pido
Y os ordeno soltarme, con más cuerdas
Deberéis sujetarme todavía."
Homero, Odisea. Ulises y las sirenas
Esta mañana algunos de nuestros hombres han visto una sirena... Su espalda y sus pechos eran como los de una mujer; su cuerpo era del mismo tamaño que el nuestro; su piel era muy blanca y sus cabellos, largos y negros, le caían por la espalda. Cuando se ha sumergido, los marineros han visto, también, su cola.
Henry Hudson, capitán inglés, 1608
Las sirenas son doncellas marinas que seducen a los navegantes con su espléndida figura y con la dulzura de su canto. Desde la cabeza hasta el ombligo, tienen cuerpo femenino, y son idénticas al género humano; pero tienen las colas escamosas de los peces, con las que siempre se mueven en las profundidades.
Adhelm de Malmesbury, Liber monstrorum de diversis generibus
La sirena, que canta tan bien que embruja a los hombres con su voz, da ejemplo para que se enmienden aquellos que han de navegar por este mundo. Nosotros, que cruzamos este mundo, somos engañados por una canto similar: por la gloria, por los placeres de este mundo, que nos dan la muerte, cuando amamos el placer: la lujuria, el bienestar del cuerpo, la gula, la embriaguez, el deleite del lecho y la riqueza, los palafrenes, los hermosos caballos y la hermosura de los tejidos suntuosos. Siempre tendemos hacia ellos, nos corre prisa alcanzarlos. Tanto nos demoramos en los placeres, que por fuerza nos dormimos. Entonces nos mata la sirena: es el Demonio, que nos lleva al mal, que nos hace sumergirnos tan hondo en los vicios, que nos encierra en sus redes.
Guillaume Le Clerc, Bestiaire
Una mujer tartamuda, bizca, con los pies torcidos, manca y de amarillento color. Yo la miraba, y así como el sol reanima los miembros entumecidos por el frío de la noche, de igual suerte mi mirada hacía expedita su lengua, erguía su cuerpo prestamente, y el marchito rostro, como requiere el amor, lo coloreaba.
Cuando tuvo librela lengua, empezó a cantar de tal modo, que con trabajo hubiera podido separar mi atención de ella: -Yo soy, cantaba, yo soy dulce sirena, que distraigo a los marineros en medio del mar; tan dulce es el goce que despierto. Con mi canto aparté a Ulises de su camino inseguro, y el que conmigo se aviene rara vez se va; de tal modo le fascino.
Dante, La divina comedia, Purgatorio
La mayor alegría de la pequeña ondina era escuchar lo que se decía del mundo de los hombres, allá arriba; (...) Lo que más maravillaba a la pequeña era el hecho de que, en tierra, las flores estuviesen perfumadas, lo que no ocurría en el fondo del mar, y que los árboles fuesen verdes y que los peces que se movían en sus ramas pudiesen cantar tan sonora y dulcemente que fuese un verdadero placer escucharlos. La abuela llamaba peces a los pájaros, pues, de otra manera, la pequeña ondina no habría comprendido: (...)
Hans Christian Andersen, La pequeña ondina
Sirena: supuesto animal marino, leemos en un diccionario brutal.
Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero, El libro de los seres imaginarios

Grecia. Homero. De dioses y hombres

Musa, dime del hábil varón que en su largo extravío,
tras haber arrasado el alcázar sagrado de Troya,
conoció las ciudades y el genio de innúmeras gentes.
Muchos males pasó por las rutas marinas luchando
por sí mismo y su vida y la vuelta al hogar de sus hombres,
pero a éstos no pudo salvarlos con todo su empeño,
que en las propias locuras hallaron la muerte. ¡Insensatos!
Devoraron las vacas del sol Hiperión e, irritada
la deidad, los privó de la luz del regreso. Principio
da a contar donde quieras, ¡oh diosa nacida de Zeus!
Cuantos antes habían esquivado la abrupta ruina,
en sus casas estaban a salvo del mar y la guerra;
sólo a él, que añoraba en dolor su mujer y sus lares,
reteníale la augusta Calipso, divina entre diosas,
en sus cóncavas grutas, ansiosa de hacerlo su esposo.
Vino al cabo, al rodar de los años, aquel en que habían
decretado los dioses que el héroe volviese a sus casas
en las tierras de Ítaca.
Homero, Odisea

sábado, 26 de junio de 2010

Grecia. El aedo ciego.


Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.
De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.
Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.
Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.
Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.
Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.
¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?
Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.
Jorge Luis Borges, "Poema de los dones"

viernes, 25 de junio de 2010

Grecia. Homero. El regalo

Así habló y el aedo, movido por divinal impulso, entonó un canto cuyo comienzo era que los argivos se dieron a la mar en sus naves de muchos bancos, después de haber incendiado el campamento, mientras algunos ya se hallaban con el celebérrimo Odiseo en el ágora de los teucros, ocultos por el caballo que estos mismos llevaron arrastrando hasta la acrópolis.
Homero, Odisea, El caballo de Troya


http://www.youtube.com/watch?v=lUiHgynSucE







Waldo Jeffers había llegado al límite. Era mediados de agosto, lo que significaba haber estado separado de Marsha durante más de dos meses. Dos meses, y todo lo que podía mostrar eran tres cartas medio dobladas y dos caras conferencias. En verdad, cuando acabó la escuela ella había regresado a Wisconsin y él a Locust, Pennsilvania; ella había jurado mantener una cierta fidlidad. Se citaría ocasionalmente, pero sólo como diversión. Se mantendría fiel. Pero últimamente Waldo se había empezado a preocupar. Dormía muy mal, removiéndose bajo su edredón, con lágrimas arracimadas en sus ojos al tiempo que imaginaba a Marsha, y sus promesas sobrepasadas por el licor y los suaves manoseos de algún Neanderthal, sucumbiendo finalmente a las finales caricias de olvido sexual. Era más de lo que podía soportar la mente humana. Visiones de infidelidad de Marsha lo perseguían. Fantasías matutinas de abandono sexual impregnaban sus pensamientos; y el hecho era que no entenderían cómo era ella realmente. Sólo él, Waldo, lo entendía. Intuitivamente había rebuscado en cada rincón de su psique. Él la había hecho sonreír. Lo necesitaba y él no estaba allí. (Oooh!)
La idea le vino el jueves antes del programado Desfile de las Mamás. Había acabado de cortar y arreglar el césped de los Anderson por un dólar cincuenta y había ido a mirar en el buzón para ver si había al menos una palabra de Marsha. No había nada excepto una circular de la Compañía de Aluminios Amalgamados de América, preguntando por sus necesidades de dinero. Al menos se molestaron en escribir. Era una compañía de Nueva York. Podías ir a cualquier parte por correo. ¡Entonces se dio cuenta! No tenía dinero suficiente para ir a Winsconsin de la manera normal, sí, pero ¿por qué no enviarse a sí mismo? Era absurdamente simple. Se expediría como paquete postal, reparto especial.
Al día siguiente, Waldo fue al supermercado a adquirir el equipo necesario. Compró cinta de embalar, una pistola de grapas y una caja de cartón de tamaño medio, justo para una persona de su constitución. Juzgó que, con un mínimo de apretujarse, podría ir bastante cómodo. Algunos agujeros de ventilación, agua, galletitas saladas y probablemente sería como ir de turista.
El viernes por la tarde Waldo estaba listo. Estaba concienzudamente empaquetado y Correos había accedido a recogerlo a las tres en punto. Había marcado el paquete como "frágil" y se había sentado retorcido sobre el almohadillado de espuma que incluyó a conciencia. Intentó imaginar la cara de sorpresa y felicidad de Marsha cuando abriera la puerta, viera el paquete, diera la propina y lo abriera para ver finalmente a Waldo en persona. Lo besaría y quizás irían al cine. ¡Si lo hubiera pensado antes!
De repente, rudas manos lo agarraron y se sintió suspendido. Aterrizó de un golpe seco en un camión, y partió.
.......
Marsha Bronson había acabado de arreglarse el pelo. Había sido un fin de semana tempestuoso. Tenía que recordar no beber tanto. Aunque Bill había estado bien. Cuando terminó dijo que aún la respetaba y que después de todo era su manera de ser y, aún así, no, no la amaba pero le tenía afecto. Después de todo eran ya adultos. Oh, lo que le podría enseñar a Waldo, pero de eso parecía hacer mucho tiempo. Sheila Klein, su mejor amiga, entró por el porche a la cocina. "Dios, afuera todo es calor."
"Arg, sé lo que quieres decir. Me siento pegajosa."
Marsha se apretó el cinturón de su bata de algodón bordeada en seda, Sheila recorrió con el dedo los granos de sal que había sobre la mesa de la cocina, se lo chupó y puso una cara.
"Se supone que me he de tomar estas píldoras de sal pero, se rascó la nariz, "me hacen sentir náuseas."
Marsha empezó a darse golpecitos bajo la barbilla, ejercicio que había visto en la televisión.
"¡Dios, no hables de eso!"
Se levantó de la mesa y fue al fregadero, de donde cogió una botella de vitaminas azules y rosas.
"¿Quieres? Dicen que son mejores que un filete" e intentó tocarse las rodillas. Creo que no volveré a tomar un daiquiri."
Desistió y se sentó, esta vez más cerca de la mesita del teléfono.
"Quizás llame Bill", dijo al vaso de Sheila.
Sheila se remordió una uña.
"Después de anoche pensé que habrías cortado con él."
"Sé a qué te refieres. ¡Oh, Dios! Era como un pulpo, manos por todas partes, gesticuló levantando los brazos como para defenderse. "El caso es que al cabo de un rato te cansas de luchar con ellos, ya sabes, y después de todo no hice nada el viernes y el sábado, y se lo debo a él. Ya me entiendes."
Empezó a rascarse. Sheila se reía entre dientes con la mano en la boca. "Escucha: yo también me sentía igual y al cabo de un rato... Aquí se inclinó y susurró "quise hacerlo", y ahora ya se reía a carcajadas.
Fue entonces cuando Mr. Jameson, de la oficina de Correos del cuadrante de Callan, llamó a la puerta de la gran casa. Cuando Marsha Bronson abrió, él la ayudó a entrar el paquete. Le firmó sus papeles verde y amarillo y dejó una propina de quince centavos que Marsha había sacado de la pequeña libreta beige de su madre.
¿Qué crees que es?
Marsha se quedó con los brazos cruzados a la espalda. Miró la caja marrón que estaba en medio del salón.
"Yo lo sé."
Dentro del paquete, Waldo se estremeció de excitación a la vez que escuchaba las acalladas voces. Sheila recorrió con la uña la cinta de embalar y llegó al centro del cartón.
"¿Por qué no miras en el remitente de quién es?
Waldo sentía su corazón latir. Podía sentir los pasos vibrantes . Sería pronto. Marsha dio la vuelta al paquete y leyó la etiqueta garabateada en tinta.
"¡Oh, Dios, es de Waldo!"
"Ese idiota", dijo Sheila.
Waldo tembló, expectante.
"Bueno, también tienes que abrirlo", dijo Sheila, y ambas intentaron abrir la tapa grapada.
"¡Aaaaargh!", gruñó Marsha. "Debe haberlo claveteado". Volvieron a tirar de la tapa.
"Dios santo, se necesita una taladradora para abrirlo." Tiraron otra vez.
"No puedes asirlo." Las dos se quedaron respirando trabajosamente.
"¿Por qué no traes unas tijeras?", dijo Sheila.
Marsha corrió a la cocina pero sólo pudo encontrar unas tijeras de coser. Entonces recordó que su padre tenía una serie de herramientas en el sótano. Corrió escaleras abajo y cuando volvió tenía un gran cuchillo de metal en la mano.
"esto es todo lo que encontré." Casi no podía respirar. "Ten, hazlo tú. Creo que me voy a morir." Se hundió en un grande y blanco sillón y aspiró sonoramente.
Sheila intentó hacer un corte entre la cinta de embalar y el final de la tapa de cartón pero la hoja era demasiado grande y no había suficiente espacio.
"Maldito sea" dijo exasperada. Y luego, sonriendo: "¡Tengo una idea!"
"¿Cuál?", dijo Marsha.
"Tú mira", dijo Sheila tocándose la cabeza con un dedo.
Dentro del paquete, Waldo estaba tan transfigurado por la excitación que casi no podía respirar. Su piel la sentía como sarpullida por el calor y podía sentir su corazón latiéndole en la garganta. Sería pronto.
Sheila se mantuvo derecha y caminó hacia el otro lado del paquete. Allí se arrodilló, agarró el cuchillo por las dos agarraderas, cogió aire y clavó la larga hoja a través del paquete por el centro, a través de la cinta de embalar, a través de la caja, a través del almohadillado y justo por el medio de la cabeza de Waldo Jeffers, que salpicó ligeramente y formó pequeños arcos rítmicos de rojo para pulsar gentilmente en el sol de la mañana.
The Velvet underground, "The gift" (El regalo). Traducción de Àlex Flores.

Grecia. Homero. El duelo.



Jacques-Louis David, Duelo de Andrómaca ante el cadáver de Héctor.



"De Héctor hablo, y él es quien me ha traído
a las naves aqueas. Que me entregues
su cadáver te pido (...)
Respeta, Aquiles,
a los eternos dioses, y duélete
de este infeliz anciano a la memoria
recordando la imagen de tu padre.
Yo soy más infeliz, pues obligado
a sellar con mis labios ya me veo
la mano del varón que dio la muerte
a tantos hijos míos; desventura a que jamás llegaron las desgracias
de otro ningún mortal." (...)
"No ya en la silla
tú quieras que me siente, mientras yace
Héctor sin enterrar dentro de la tienda.
Entrégame su cuerpo y concédeme
que mis ojos le vean: "
Homero, La Ilíada, Príamo ruega a Aquiles que le deje ver y enterrar el cadáver de su hijo




http://www.youtube.com/watch?v=9PBRjTQvVH8
Argentina, 1976-1983

Grecia. Homero. La despedida y el combate

¡Oh Héctor! Tú eres para mí mi padre y mi augusta madre,
y también mi hermano, y tú eres mi lozano esposo.
Ea, compadécete ahora y quédate aquí, sobre la torre.
No dejes a tu niño huérfano, ni viuda a tu mujer. (...)
Tras hablar así, en los brazos de su esposa puso
a su hijo, y ésta lo acogió en su fragante regazo,
entre lágrimas riendo.
(...) el esclarecido Héctor cogió el casco
hecho de crines de caballo, mientras su esposa marchaba a casa
volviéndose de vez en cuando y derramando lozanas lágrimas.
Homero, La Ilíada, Despedida de Héctor y Andrómaca


http://www.youtube.com/watch?v=anHRnBID3MQ
"They died with their boots on", 1941
Despedida del general Custer y su mujer


http://www.youtube.com/watch?v=VBJkS67VBZ8
La batalla de Little Big Horn


(...) "¡Ojalá yo, empero, no perezca
sin esfuerzo o sin gloria; antes bien,
una excelsa proeza realice
para que de ella lleguen a enterarse
aun las generaciones venideras!"
Homero, La Ilíada, El combate



Todas las guerras son un eco de Troya.
Marguerite Yourcenar









jueves, 24 de junio de 2010

La búsqueda

My sweet Lord,
I really want to see you
I really want to be with you
I really want to see you, Lord,
But it takes so long, my Lord.
George Harrison





http://www.youtube.com/watch?v=-tFAyZMdSXs








Su acontecer íntimo es digno de todo su amor; en él debe usted trabajar de algún modo y no perder demasiado tiempo ni demasiado ánimo en aclarar su posición respecto de los demás. Porque ¿quién le dice que usted tenga alguna? (...) ¿Usted no ve, pues, cómo todo lo que sucede es siempre un comienzo; y no podría ser ello Su comienzo, ya que comenzar, en sí, es siempre tan hermoso? (...) ¿No debe ser el Último, para abarcarlo todo en sí? Y ¿qué sentido tendríamos nosotros si Aquel a quien anhelamos ya hubiese existido? (...)
Rainer Maria Rilke, Cartas a un joven poeta


http://www.youtube.com/watch?v=Rc5dpO6dtT8

"El séptimo sello" es una alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única seguridad.
Ingmar Bergman


La verdad está en todas partes, incluso, en parte, en el error.
Jean-Luc Godard

Mística

Cientos de pájaros de brillante plumaje deciden ir en busca de su Pájaro -Rey. Atraviesan geografías peligrosas y mares traicioneros durante miles de años de vuelo penosísimo hasta que sólo quedan treinta. Finalmente, logran llegar a la antesala del palacio del Pájaro-Rey o Simurg y descubren el prodigio: ellos mismos eran el Simurg que con tanta pasión habían buscado.
Attar


Porque todos brillamos como la luna y las estrellas y el sol.
John Lennon
http://www.youtube.com/watch?v=BoXrIGCjab0


Oh quanto corto è il dire.
Dante


Se postran y hacen genuflexión sin saber a quién: ¿para qué esa genuflexión si está dentro de uno?
Maestro Eckhart


(...) como si cayendo agua del cielo en un río o fuente, adonde queda hecho todo agua, que no podrán ya dividir ni apartar cuál es el agua del río o lo que cayó del cielo.
Teresa de Ávila


-¡Oh muerte que das vida! -¡Oh dulce olvido!
Fray Luis de León


La escritura que dedico a los discursos místicos de (o sobre) la presencia (de Dios) tiene como estatuto no formar parte de ellos. Se produce a partir de este duelo.
Michel Certeau


Kaì tò siopân logos (También el silencio es lenguaje).
Sentencia pitagórica


El lenguaje sólo puede ocuparse significativamente de un segmento de la realidad particular y restringido. El resto -y, presumiblemente, la mayor parte- es silencio.
George Steiner



La Biblia. El Cantar de los Cantares


¡Que me bese con los besos de su boca!
Mejores son que el vino tus amores;
exquisitos de aspirar tus perfumes,
tu nombre, un ungüento que se vierte, por eso te aman las doncellas. (...)
-¡Qué bella eres, amada mía,
qué bella eres!
¡Palomas son tus ojos!
-¡Qué hermoso eres, Amado mío,
qué delicioso!
Puro verdor es nuestro lecho. (...)
-Como el lirio entre los cardos,
así mi amada entre las mozas.
-Como el manzano entre los árboles silvestres,
así mi Amado entre los mozos (...)
Porque es fuerte el amor como la Muerte;
obstinado como el seol, el celo.
Saetas de fuego, sus saetas,
una llama de Yahvéh.
Grandes aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarle.
La Biblia, El Cantar de los Cantares

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
San Juan de la Cruz, "Noche oscura del alma"
Fotografía, Robert Mappelthorpe
Pero yo te sufrí, rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Federico García Lorca

La Biblia. Momentos

Todo tiene su momento, y cada cosa
su tiempo bajo el cielo:
Su tiempo el nacer,
y su tiempo el morir;
su tiempo el plantar,
y su tiempo el arrancar lo plantado.
Su tiempo el matar,
y su tiempo el sanar;
su tiempo el destruir,
y su tiempo el edificar.
Su tiempo el llorar,
y su tiempo el reír;
su tiempo el lamentarse,
y su tiempo el danzar.
Su tiempo el lanzar piedras,
y su tiempo el recogerlas;
su tiempo el abrazarse,
y su tiempo el separarse.
Su tiempo el buscar,
y su tiempo el perder;
su tiempo el guardar,
y su tiempo el tirar.
Su tiempo el rasgar,
y su tiempo el coser;
su tiempo el callar,
y su tiempo el hablar.
Su tiempo el amar,
y su tiempo el odiar;
su tiempo la guerra,
y su tiempo la paz.
¿Qué gana el que trabaja con fatiga?
La Biblia, Eclesiastés


To eveything (turn, turn, turn)
There is a season (turn, turn, turn)
And a time for every purpose, under heaven.
A time to be born, a time to die
A time to plant, a time to reap
A time to kill, a time to heal
A time to laugh, a time to weep (...)
Pete Seeger

http://www.youtube.com/watch?v=W4ga_M5Zdn4

martes, 22 de junio de 2010

La Biblia. La torre de Babel

Después dijeron: "Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz de la tierra." (...) Por eso se la llamó Babel; porque allí embrolló Yavéh el lenguaje de todo el mundo,...
La Biblia, Génesis

Tú, que me lees, ¿estás seguro de entender mi lenguaje?
Jorge Luis Borges, "La biblioteca de Babel"

Nada y todo, casi dijo en alta voz, con aquella costumbre que tenía de hablar inesperadamente en voz alta, mientras se reacomodaba sobre el murallón. (...) Nada y todo (...) Seis millones de argentinos, españoles, italianos, vascos, alemanes, húngaros, rusos, polacos, yugoslavos, checos, sirios, libaneses, lituanos, griegos, ucrasianos.
Oh, Babilonia.
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas

Querida dama, ¿oyes cómo sopla el viento, y sabías
Que tu escalera reposa en el viento murmurante?
Led Zeppelin, "Stairway to heaven"
http://www.youtube.com/watch?v=ugxFcmZXDyc


No es el lenguaje ni los temas de la confusión y el destierro los que se fijaron en los ojos del pintor cuando construyó su Torre. El relato del Génesis que habla de ellos debió ser una excusa para levantar esta fábrica doliente, este símbolo del esfuerzo inútil, del empeño miserable, de la obcecación hacia la nada.
Emili Lledó, Días y libros