En primer lugar existió el Caos. Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los Inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo. (...) Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos. (...)
Hesíodo, Teogonía
Al instante, de tierra moldeó el ilustre Patizambo una figura tal como de candorosa doncella de acuerdo con los designios del Crónida. La vistió y engalanó la diosa de ojos glaucos Atenea. Sobre su pecho colocaron las divinas Gracias y la venerable Persuasión collares de oro. Y las Horas de hermosas melenas la coronaron con flores de primavera. De ajustar a su cuerpo todo el tocado se encargó Palas Atenea. Y el mensajero Matador de Argos implantó en su pecho falsedades, palabras taimadas y un voluble carácter según las órdenes de Zeus, de sordo retumbo. Le infundió el habla el heraldo de los dioses, y llamó a esta mujer Pandora, porque todos los que tienen mansiones olímpicas le dieron su regalo, desdicha para los hombres comedores de pan. (...)
El caso es que antes vivían sobre la tierra las tribus de los hombres lejos de los males, tanto del duro trabajo como de las angustiosas enfermedades, que traen a los hombres la muerte. Pero la Mujer, al levantar con sus manos la gran tapade la tinaja, los esparció y trajo a los hombres calamidades terribles.
Hesíodo, Los trabajos y los días
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