domingo, 27 de junio de 2010

Grecia. Homero. De dioses y hombres

Musa, dime del hábil varón que en su largo extravío,
tras haber arrasado el alcázar sagrado de Troya,
conoció las ciudades y el genio de innúmeras gentes.
Muchos males pasó por las rutas marinas luchando
por sí mismo y su vida y la vuelta al hogar de sus hombres,
pero a éstos no pudo salvarlos con todo su empeño,
que en las propias locuras hallaron la muerte. ¡Insensatos!
Devoraron las vacas del sol Hiperión e, irritada
la deidad, los privó de la luz del regreso. Principio
da a contar donde quieras, ¡oh diosa nacida de Zeus!
Cuantos antes habían esquivado la abrupta ruina,
en sus casas estaban a salvo del mar y la guerra;
sólo a él, que añoraba en dolor su mujer y sus lares,
reteníale la augusta Calipso, divina entre diosas,
en sus cóncavas grutas, ansiosa de hacerlo su esposo.
Vino al cabo, al rodar de los años, aquel en que habían
decretado los dioses que el héroe volviese a sus casas
en las tierras de Ítaca.
Homero, Odisea

1 comentario:

  1. El epíteto homérico.
    La bella imagen de la "Aurora de dedos de rosa" (Η ροδοδάκτυλος ηώς).

    9
    La aurora va resbalando
    entre espárragos trigueros.

    Se le ha clavado una espina
    en la yemita del dedo.

    -¡Lávalo en el río, aurora,
    y sécalo luego al viento!

    Alberti. "Marinero en tierra".

    ResponderEliminar