domingo, 4 de julio de 2010

Grecia. El laberinto



A su llegada a Creta, Teseo fue recluido, junto con sus compañeros, en el Laberinto que era el "palacio" del Minotauro. Sin embargo, antes había sido visto por Ariadna, una de las hijas de Minos; la muchacha se había enamorado de él y le había dado un ovillo de hilo, que debía ayudarle a no perderse en el Laberinto. (...) Una vez hubo dado muerte al Minotauro (a puñetazos), hundió los navíos cretenses para impedir todo intento de persecución, y por la noche se hizo a la vela acompañado de Ariadna y de los jóvenes atenienses a quienes había salvado con su proeza.

Pierre Grimal, Diccionario de mitología griega y romana





Cual es fama que, en otro tiempo, allá en la alta Creta, el laberinto contenía un camino entretejido de senderos mil, dudoso y perdedizo, de paredes ciegas, y en la confusión de una tal madeja la ruta se perdía, y era el yerro irremediable.
Virgilio, Eneida






Minos decide ocultar esa vergüenza de su matrimonio encerrándole entre los ciegos corredores de un complejo edificio. Dédalo, famosísimo por su talento en el arte de la arquitectura, lleva a cabo la obra, confundiendo las señales e induciendo los ojos a error con los sinuosos recodos de múltiples caminos. Así como el cristalino meandro juega en los campos de Frigia, y fluyendo y refluyendo con ambiguo curso corre hacia su propia corriente mirando hacia las aguas que aún tienen que llegar y hace correr sus olas sin tregua con rumbo incierto, unas veces hacia su manantila, otras hacia el mar abierto, así Dédalo llena de engaños los innumerables pasajes, y a él mismo le cuesta regresar a la salida, tanto es el artificio de aquella construcción.
Ovidio, Metamorfosis





Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.

-¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.
Jorge Luis Borges, "La casa de Asterión"






(...) había llegado también el momento de cubrir los propios secretos, y avergonzarse al fin de ellos. El ateniense Dédalo construye en Creta un edificio que esconde detrás de la piedra tanto el misterio (el trazado por la danza) como la vergüenza (Asterio, el Minotauro). Desde entonces, y hasta hoy, el misterio es también aquello de lo que nos avergonzamos.
Roberto Calasso, Las bodas de Cadmo y Harmonía





(...) El hilo se ha perdido; el laberinto se ha perdido también. Ahora ni siquiera sabemos si nos rodea un laberinto, un secreto cosmos, o un caos azaroso. Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
Cnossos, 1984
Jorge Luis Borges, "El hilo de la fábula"






http://www.youtube.com/watch?v=dYirAi6TSYI


Vincenzo Natali, "Cube"







http://www.youtube.com/watch?v=p3wzNdEGlPw


Universidad del Cine de Buenos Aires, "Moebius"





Foto: Monumento a la Shoá, Berlín

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